jueves, 7 de mayo de 2015

Existen paralelismos evidentes en toda la obra de LC, denominadores comunes que definen un estilo personal que ha marcado de manera indiscutible el desarrollo de la Arquitectura Moderna. Si bien conocemos sus cuadernos de viaje y su estudio de la Arquitectura Clásica, no podemos obviar su contacto con arquitectos coetáneos, tales como Chareau y Bijvoet y su Maison de Verre, concebida a base de elementos mecánicos y ausencia de ornamento, que definen su imagen maquinista, y que hicieron que LC visitara numerosas veces las obras de la casa.
El edificio Clarté, destinado a residencia de las clases medias trabajadoras, incluye como características destacadas, la pureza de su volumen, sólo alterado por la planta baja que incluye una curva, y está remarcada por los dos accesos en  hormigón; el “pan de verre” que tamiza la luz en las cajas de escaleras y accesos; y la modulación tanto en fachada, abriendo grandes huecos en los alzados principales, como en la disposición de células habitacionales encajadas. 
En el Pabellón Suizo, LC experimenta de nuevo con elementos tales como el “pan de verre” en la cara sur, visto también en la Ciudad Refugio, o los muros curvos presentes en Ronchamp, y solución de esquina del Clarté. La arquitectura se esencializa en volúmenes puros a causa de un programa mayor, los cuales no pierden la concepción maquinista y una estricta modulación habitacional de vivienda, que se asemeja a los ejemplos vistos en la corriente de su pensamiento. 
Cabe citar el proceso de montaje “en seco”, usando tabiquería ligera y panelados montados sobre perfiles metálicos de acero, que aceleran el tiempo de obra, y con los que LC trabajó en las Maisons Loucheur o Les Projects Wanner, y que no abandona, volviendo a aparecer en 1939 en la Maison MAS.

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